Ser
Toda mi vida viví tratando de complacer a los demás. Siempre tratando de cambiar, tratando de ser lo que los demás querían que sea. Siempre dejé manipularme completamente, sin darle importancia a lo que yo quería o no… A lo que yo sentía o a lo que yo creía… Siempre fue así, siempre. Y apareció la libertad, libertad de expresión, de comprensión a mi misma… Tuve un encuentro muy grande conmigo misma (uno no, miles). Aprendí a ver más allá de los demás, me profundicé en mi misma, y me di todos los gustos. Hice conmigo lo que más me gustaba, también a veces me di cuenta que estaba errada, que mi vida iba más allá de donde yo creía que terminaba, me di cuenta que soy lo que más debo cuidar y proteger, que soy la luz que hay en mi camino y que yo sola puedo abrirme las puertas en esta vida. Me di cuenta que nunca hay que depender de los demás, ni hay que complacerlos, porque al fin al cabo las personas nunca van a estar satisfechas. Siempre van a querer más y más, hasta llegar al punto de que vos cambies tanto que ya ni vos mismo te reconozcas. Y ahí ¿quién te salva? Te perdiste por completo y sería muy difícil recuperarte. Yo llegué a tiempo, y me agarré la mano a mi misma antes de que sea más tarde. Y acá estoy, de vuelta en este mundo, de vuelta en mis locuras y costumbres… Yo no quiero cambiar… ¿Por qué? ¿Para qué? Yo me amo así, y soy feliz así. Así encontré mi eje, mi vida, mi camino, mi luz, ¿por qué perder todo nuevamente? Y así es mis queridos amigos, las personas no cambian, siempre van a querer que los demás cambien, y mientras que no sean ellos mismos, todo está bien. Yo prefiero seguir mi camino.