No me obligues a hacerte la ola, sigue sola tu camino...
al fin y al cabo ni sé ni sabo cuánto nos cobra el destino.
En los bares del foro rompías el guión de una peli con final feliz.
No había rubia en el coro, más loro ni más Norma Jean.
Y después de la feria y el cole, la histeria y el miedo;
si te da por contar hombros donde llorar,
va a sobrarte una mano y seis dedos.
No me canso de hablarte
aunque pronto mi voz suene a grano de arroz repetido
y desampararte es jugar a los fuegos de azar del olvido.
Nada amanece, todo envejece, plancha tu velo de tul.
Tal vez mañana a tu ventana llamé otro príncipe azul.