Los clientes del bar uno a uno se fueron marchando,
tú saliste a cerrar, yo me dije:
"cuidado, chaval, te estas enamorando",
luego todo pasó de repente,
su dedo en mi espalda dibujo un corazón
y mi mano le correspondió debajo de tu falda;
caminito al hostal nos besamos en cada farola,
era un pueblo con mar,
yo quería dormir contigo y tú no querías dormir sola...
y nos dieron las diez y las once, las doce y la una
y las dos y las tres
y desnudos al amanecer nos encontró la luna.

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